El periodismo ciudadano es la denominación con la que, a principios de este siglo, se conoció a la producción de información por parte de lectores. Más de una década después del estallido mundial de esa modalidad, la colaboración de los ciudadanos en el armado de la agenda de los medios se ha convertido en fogonera de la hoguera noticiosa. Desde muy temprano en la mañana nos entusiasmamos con la foto de los libros tirados en la calle. Todo un símbolo de los nuevos tiempos. ¿Harán falta en el futuro? ¿Estarán? Los más viejos se horrorizan; los más jóvenes leen una señal del mañana que se construye con bytes y virtualmente. Varias veces imaginamos la foto en la tapa y a partir de esa imagen, abrir el debate. Por la tarde, la frustración porque sólo teníamos una foto de ese instante en el que los libros estuvieron tirados en una vereda. La jornada se llevó también el impacto de que 13 personas actúen en un atraco y el intercambio entre un trío de periodistas cuando una cronista se propuso poner el inusual pretérito perfecto de atenerse (atuvo).